jueves, 25 de octubre de 2012

PRIMO GËNITO PICTURES PRESENTA ¡chan-chan! ¡chan-chan!

   ¡Sueño de empresario!         

(Este poema tiene la rara virtud
de  que si se leen los dos prime-
ros versos, no se puede resistir
a la tentación de leerlo completo.)

Del  abundante poemario
que escribí en el secundario
antes de ser veterinario,
descubrí este glosario
sin duda bastante precario
en el cajón de un  armario
y ya  le encontré destinatario:
es para el locutor voluntario
que quiera leerlo por radio.

¡Si será zonzo ese Hilario,
que es del signo sagitario!
¿No estaba bien en Rosario
donde ya era legendario
como el mejor bibliotecario
ganando un obeso salario
y siendo jubilado bancario
y de ese  chalet propietario,
el que está  ante el estuario?
Perdió hasta el vestuario
al asociarse a un operario
del viejo gremio tranviario
creo que llamado Octavio
(hombre bueno y honorario,   
¡nadie dice lo contrario!)
Mirá si será dromedario:
¡no entiende el calendario,
ni conoce un diccionario!
Como no hizo el primario
no aprendió el abecedario.
Pusieron allá por el barrio
un mercado alimentario
delante del dispensario
en la zona del balneario
en un galpón centenario
de lo más rudimentario
y en lugar bien solitario.
Sin recurso pecuniario,
sacaron crédito hipotecario,
sobre ese chalet suntuario.
Con anuncios en el diario
con reparto domiciliario
a precio muy deficitario
vendían a cuanto proletario
hubiese en el vecindario.
Fue un negocio temporario,
sin permiso necesario,
no hubo aporte tributario
y llevaban su  inventario
en un vulgar talonario
que del lado contrario
era de un vulgar recetario
de algún médico ordinario.
Llegó pronto un funcionario
con su sombra el secretario
¡hasta estuvo el comisario
por si fuera necesario!
Se labró  flor de sumario
por violar lo reglamentario
perjudicando al Erario.
Al  boliche estrafalario,
lo cerraron por precario.    
Fijate que el muy estepario
se creía un genio visionario,
y soñaba abrir en El Cairo
un mercado agropecuario
en un sector prioritario,
y mandar de jefe a ese Mario
su viejo tío sexagenario
más que un zorro de falsario,
¡si es  un ex presidiario
con abultado prontuario!
Y ese fue  el corolario
o mejor dicho el calvario
de ese iluso cavernario
con falencia en su ideario
que con solo secundario  
se creía  ya empresario
con sueños de millonario.
Y habiendo tanto temario
en la vida de este otario
su fiel amigo el vicario
como siempre solidario
con sentido humanitario,
aunque sin recurso literario
y sin interés monetario
le hizo un buen comentario
que salió en el semanario
que editan en su santuario,
ese del gran campanario
que en este bicentenario
lo escuchás a todo horario.

(Leído en el programa Historias en mi camino de Radio Malvinas, por Miriam Orlando)

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